Aunque la Champions League
no era el objetivo inicial del Sevilla FC a principios de temporada, el partido
ante el Athletic Club se presentaba propicio para optar al cuarto puesto, una
plaza que da opción a disputar una previa para acceder a la máxima competición
continental. Pero a pesar de que el entrenador sevillista no se cansa de
pregonar la filosofía del partido a partido, la mente la tenía puesta en la
semifinal de Valencia, y así dejó a varios de los titulares en el banquilo.
Pero por el contrario, optó por salir con dos delanteros, que son los únicos
que se disponen en la primera plantilla, con el riesgo de lesión de alguno de
los dos y teniendo que afrontar el partido de Mestalla con uno sólo. Aparte de
que el Sevilla FC juega mejor cuando sale con un 4-5-1, y a las pruebas hay que
remitirse.
Y aunque la vista se
tuviera en Valencia, el conjunto de Emery mostró un fútbol muy simple que no se
corresponde con lo visto en los últimos partidos. Muy mal la actuación de Beto
en el primer gol encajado, así como la expulsión, o mejor dicho, la
autoexpulsión de Diogo. Y fue a raíz del tercer gol y con un hombre menos,
cuando el entrenador echó al equipo hacia delante, consiguiendo entonces Gameiro
el único gol de la escuadra de Nervión.
Ahora surge la duda de que
equipo veremos el jueves en tierras valencianas, pues tiene que ser totalmente
distinta a la de Bilbao, y aunque se lleva una ventaja de 2-0, ésta hay
ampliarla, pues todo lo que sea encerrarse y esperar el contragolpe sería suicida,
y sobre todo en un campo donde nos espera una presión absoluta por parte de la
afición local. El entrenador tiene la palabra.